La conquista de Nueva España
Pocos hechos históricos hay más espectaculares que los que llevaron a cabo Hernán Cortés y sus 400 hombres durante la conquista de México. Resulta imposible imaginar lo que experimentaron durante su recorrido hacia Tenochtitlan; un mundo nuevo con costumbres y gentes completamente distintas a lo visto hasta entonces les aguardaba a cada paso. Este texto trata de resumir los acontecimientos principales desde la llegada de Cortés a las costas de México hasta la rendición final del cacique mexica Cuauhtémoc con el objetivo de recuperar uno de los momentos más importantes de la historia de la humanidad: el encuentro entre dos culturas que habían vivido separadas durante más de 1.500 años.
Situación en México antes de la llegada de los españoles
Antes de abordar los acontecimientos relativos a la llegada de Hernán Cortés y sus hombres, es interesante conocer cómo vivían los distintos pueblos indígenas que habitaban la región de México. En contra de la creencia popular y de lo que la corriente negrolegendaria nos ha hecho creer, aquello distaba mucho de ser un paraíso terrenal.
Los estudios cifran la población del México precolombino en 4.5 millones de habitantes repartidos entre distintos pueblos y tribus que en su mayoría vivían bajo el yugo de los aztecas. Para el año 1521, se estima que el emperador Moctezuma recibía tributo unos 350 pueblos distintos.
La capital del imperio azteca se ubicaba en la ciudad de Tenochtitlan, una inmensa urbe recorrida por templos y en cuyo centro se erigía una inmensa pirámide de más de 70 metros de altura. Tenochtitlan era también la sede del palacio del emperador y el centro administrativo donde se decidía todo lo relacionado con la administración del territorio.
Los tributos eran cobrados cada 6 meses (en el calendario azteca el año se dividía en 18 meses de 20 días) y, puesto que parte de ellos los conformaban seres humanos que eran sacrificados en honor a los dioses, se establecieron las Guerras Floridas, un sistema que obligaba a los pueblos a ofrecer prisioneros de forma regular.
Se calcula que los sacrificios humanos llegaron a superar la cifra de los 20.000 por año. Por ejemplo, en 1487 Ahízotl hizo sacrificar durante 14 días a 16.000 zapotecas, 24.000 tlapanecas, 16.000 huexotzincas y 24.000 tizauhcóacs. Los muertos eran empleados tanto en rituales religiosos como en diversos platos tradicionales. Por ejemplo, el tlacatlaolli, traducido como "maíz de hombre", era uno de los más valorados: se elaboraba empleando el cuerpo del mejor guerrero de la tribu enemiga y su objetivo era honrar al dios de la primavera. La llegada de los españoles supuso su prohibición y desde entonces pasó a elaborarse con carne de cerdo, lo que hoy es conocido como pozole.
Los inicios de la conquista
Desde la llegada de los españoles a la isla de Cuba numerosas expediciones habían partido desde allí para explorar las costas mexicanas. Dos de ellas, que a la postre darían pie a la que más tarde dirigiría Hernán Cortés, las narra Bernal Díaz del Castillo en los comienzos de su libro "Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España":
- En 1517, Bernal se embarcó en la expedición dirigida por Francisco Hernández de Córdoba que descubriría las costas de Yucatán. Allí, los enfrentamientos con los nativos provocaron la muerte del propio capitán y la de 57 soldados más tras descubrir el Cabo Catoche, Campeche y Champotón (que recibió el nombre de "costa de mala pelea" por la feroz lucha que les dieron los indios). La expedición volvió con dos indios llamados Julianillo y Melchorejo que actuarían como los primeros intérpretes entre españoles y nativos.
- La segunda expedición, organizada por el gobernador de Cuba Diego Velázquez, fue asignada a Juan de Grijalva. Partió el 1 de mayo de 1518 con el objetivo de rescatar el oro de los mayas y con la prohibición expresa de poblar. En su recorrido descubrieron la provincia de Tabasco, el río Grijalva y la lengua de tierra conocida como San Juan de Ulúa. Es aquí por primera vez cuando los españoles tienen noticia del imperio azteca gobernado por Moctezuma II y sus grandes riquezas.
El origen de la palabra Yucatán tiene diversas teorías.
La primera refiere que cuando los españoles interrogaron a los indios sobre las tierras, estos contestaron "yucatán", que posiblemente significaba "no entiendo".
Según el libro de Bernal Díaz del Castillo, el origen se remonta a la planta "yuca":
Y ansimismo les mostraban los montones donde ponen las plantas de cuyas raíces se hace el pan cazabe, y llámase en la isla de Cuba "yuca" y los indios decían que las había en su tierra, y decían "tlati" por la tierra en que las plantaban; por manera que yuca con "tlati" quiere decir "Yucatán".
La expedición de Hernán Cortés
Tras la vuelta de Juan Grijalva, Diego Velázquez decidió organizar una nueva expedición que se adentrase en territorio azteca para rescatar oro y piedras preciosas. Juan de Grijalva era el mejor posicionado para liderar este nuevo viaje, sin embargo, Andrés de Duero y Amador de Lares, ambos consejeros del gobernador, conspiraron para que fuera concedida a Hernán Cortés a cambio de un porcentaje de sus ganancias.
Hernán Cortés, oriundo de la ciudad extremeña de Medillín, nació en 1485 en el seno de una familia de la nobleza baja. En torno al año 1506 se trasladó a la isla de Cuba, donde obtuvo una encomienda de indios y la alcaldía de la segunda ciudad que allí se fundó. A finales de 1518 Diego Velázquez le otorgó, como hemos visto, el mando de la expedición que debía partir hacia Yucatán para continuar el proceso de evangelización y conseguir que los caciques locales ofrecieran tributos al emperador Carlos I. Sin embargo, al poco tiempo de esta decisión, el gobernador empezó a desconfiar de las intenciones de Cortés, llegando incluso a cancelar su salida. Pese a ello, el de Medellín desobedeció la orden y zarpó con la armada el 18 de noviembre de 1518.
La flota se componía de 11 naves, 518 infantes, 16 jinetes, 13 arcabuceros, 32 ballesteros y 110 marineros. Además, contaban con 32 caballos, 10 cañones de bronce y 4 falconetes. Entre los capitanes destacaban nombres como Alonso Hernández Portocarrero, Cristobal de Olid, Juan Velázquez de León (pariente del gobernador), Diego de Ordás, Gonzalo de Sandoval y Pedro de Alvarado. Los intentos de Velázquez de frenar la expedición fueron en vano y finalmente Cortés y sus hombres arribaron a la isla de Cozumel en febrero de 1519.
Llegada a Cozumel
Allí en Cozumel Cortés tuvo el primer encuentro con los mayas. Estos, al ver acercarse los navíos castellanos, habían huido a las montañas, lo que permitió a los soldados españoles saquear el pueblo. Cortés, haciendo alarde de una visión mucho más estratégica, ordenó a Melchorejo (el indio traductor traído por Hernández de Córdoba) reunirse con el cacique para trasladarle que acudían en son de paz. Cuando los mayas regresaron, el de Medellín ordenó a sus hombres devolverles todo lo robado y pagarles con cuentas y otras fruslerías la comida consumida. Esta decisión permitió que los indios acogieran a los soldados y reforzó a sus ojos el mensaje de paz que Hernán les había trasladado.
Durante la estancia en la isla de Cozumel se produjo la llegada de Jerónimo de Aguilar, un naufrago de una expedición anterior que había caído preso. Mientras le engordaban para comérselo, consiguió escapar y dirigirse hacia donde se encontraban los españoles. Allí les habló de Gonzalo Guerrero, otro castellano que también fue hecho preso y Cortés le pidió que junto con otros soldados intentase traerlo de vuelta. Cuando se encontraron, Guerrero le explicó que en el pueblo donde fue capturado había contraído matrimonio con la hija del jefe local y que no tenía intención de volver. Es más, años después, batalló contra las tropas españolas donde finalmente murió.
En Cozumel también se inició el proceso de evangelización de las poblaciones locales. Allí, Hernán ordenó destrozar los ídolos locales y reemplazarlos por una estatua de la virgen. A los indios les pidió cuidarla y adornarla con prendas locales y no volver a caer en la adoración de falsos ídolos.
Tabasco
Pacificado Cozumel, Hernán ordenó partir hacia Tabasco siguiendo los pasos de la expedición de Juan de Grijalva. Llegaron allí el 12 de marzo de 1519, pero a diferencia de lo que pasó la anterior vez, los mayas-chontales esta vez les recibieron hostilmente y les conminaron a volverse.
Al día siguiente, los españoles celebraron la primera misa cristiana en territorio mexicano y marcharon hacia Potonchán, que tras una fuerte resistencia cayo ante las tropas de Cortés.
El 14 de marzo continuaron su avance hacia el río Grijalva. Cerca de allí tuvo lugar una batalla contra los mayas-chontales conocida como la Batalla de Centla. Durante su transcurso, el uso de armas de fuego y de la caballería propagó el pavor entre los indios. Estos nunca habían visto un caballo, por lo que pensaron que jinete y equino eran sólo uno. También el uso de la pólvora jugó un factor muy importante, pues los guerreros mayas vieron a los españoles como dioses capaces de lanzar truenos por la boca. Finalmente, las tropas castellanas se alzaron con la victoria pese a la inferioridad numérica (Bernal habla de hasta 40.000 indígenas).
En el lugar de la batalla se fundó la Villa de Santa María de la Victoria y obtuvieron numerosos tributos de parte de Taabscoob, el líder local. Entre estos regalos se incluía Malitzin, una joven esclava que fue bautizada como Marina y quien se convertiría en intérprete y consejera de Cortés. Ella junto con Jerónimo Aguilar crearon el primer puente lingüistico mexica-español gracias a los idiomas comunes que ambos conocían.
Fundación de Veracruz
Los éxitos cosechados avivaron el orgullo de Cortés, quien buscó la forma de ser proclamado capitán general por sus hombres y así adquirir el derecho a poblar. Recordemos que la expedición inicialmente había partido con el único objetivo de continuar rescatando oro, algo con lo que no estaban de acuerdo parte de sus integrantes, los cuales preferían permanecer en tierra, fundar ciudades y acumular riqueza en vez de regresar a Cuba.
En la conspiración para alzar a Hernán como capitán participaron el propio Bernal así como Pedro de Alvarado, Alonso de Ávila y Cristobal de Olí, entre otros. Pero las aspiraciones de Cortés no quedaron ahí; tras su nombramiento, añadió a su recién adquirido derecho el de recibir la quinta parte de las ganancias una vez descontado el quinto real. Esto suscitó los primeros murmullos en su contra que se irían agravando con el paso del tiempo.
Resuelto este trámite legal, quedó fundada la ciudad de Veracruz, que recibe su nombre de la fecha en que se produjo el desembarco en sus tierras.
Cempoal
Una vez asentados en Veracruz, Cortés se dirigió hacia Cempoal, la tierra de los totonacas. Su objetivo era comenzar a forjar alianzas con pueblos dispuestos a rebelarse contra el poder de Moctezuma, de modo que le ayudasen en sus planes de conquista. A este proceso contribuyó el hecho de que los indios veían a los españoles como dioses (telúes) enviados para liberarles del yugo mexica. Por tanto, cuando arribaron a Cempoal, fueron acogidos con grandes parabienes por su cacique, a quien jocosamente apodaron el "Cacique Gordo" debido a su gran tamaño.
Allí en Cempoal se produjo un hecho que nos muestra el gran ingenio de Cortés. Mientras estaban en el pueblo, una mañana se presentaron los recaudadores de impuestos de Moctezuma. Inmediatamente, Hernán ordenó prenderlos para demostrar a los totonacas que él no respondía a las órdenes del jefe mexica y que realmente había venido a impartir justicia en nombre del rey Carlos. A la noche y a espaldas de los totonacas, soltó a dos de ellos con órdenes de regresar a Tenochtitlan e informar a Moctezuma de que Hernán Cortes se había arriesgado a liberarles para mantener sus buenas relaciones.
La ganancia fue doble. Hernán fue visto como un libertador por el pueblo del Cacique Gordo y, a la par, evitó enemistarse con Moctezuma.
Tras la conquista
El asentamiento de los españoles en México trajo consigo una revolución en los usos y costumbres de los mexicas y la aparición de instituciones de toda índole que permitieron administrar los nuevos territorios. Sería absurdo negar que también se cometieron multitud de atropellos contra la población indígena y que la religión católica fue impuesta, a menudo a la fuerza, allá donde llegaron los españoles. Sin embargo, si algo diferencia esta conquista de las que posteriormente llevaron a cabo las potencias coloniales de los siglos XVIII y XIX fue la forma en que se asimilaron las regiones descubiertas. La Monarquía Hispánica optó por un modelo muy similar al romano: los territorios quedaron integrados como provincias dentro del Imperio y sus habitantes, independientemente de su procedencia, eran considerados españoles con los mismos derechos que aquéllos que vivían en Europa. En el caso concreto de México, sus territoriso pasaron a formar parte del Virreinato de la Nueva España, que abarcaba parte Norteamérica y Centroamérica, Asia y Oceanía.
Hospitales, colegios y universidades
Tras derrotar al imperio azteca, el propio Hernán Cortés impulsó la creación del primer hospital en Nueva España conocido como el Hospital de Jesús (1521) que prestaba servicio a todos los habitantes sin importar su procedencia. Tres años más tarde, se fundó el Hospital de San Lázaro, orientado al cuidado de leprosos. En 1535 se fundó en Puebla el primer hospital dedicado exclusivamente a mujeres. Destacó también el Hospital de los Naturales, fundado por Vasco de Quiroga y Pedro de Gante en 1553, que, tal y como indica su nombre, se especializó en el cuidado de indígenas y que sobresalió por su atención trilingüe, la combinación de los saberes médicos de ambos continentes y la realización de autopsias. Por último, en 1567 Fray Bernardino fundó el primer hospital destinado a alojar enfermos mentales.
Los españoles también construyeron multitud de centros educativos en México. El primero de ellos fue erigido en 1523 y, dos años más tarde, Pedro de Gante edificó la escuela de San José de Belén de los Naturales, que llegó a reunir a más de 1.000 niños indios que aprendieron latín, castellano, náhuatl así como ciencias y artes. De hecho, el interés por náhuatl se mantuvo tras la colonización y en 1571 se editó el primer libro de gramática náhuatl. En 1536, se erigió el Colegio Imperial de Tlatelolco, orientado específicamente a indígenas a los que se formaba para su posterior ingreso en la universidad. Por último, no podemos olvidar la fundación en 1553 de la Real Universidad de México y cuyos privilegios eran equivalentes a la de Salamanca.